Don John
Dicen que hay gente que se va a ir directo al cielo después de pasar por la Convención. Constituyentes, técnicos y asesores. Yo conozco a varios que lo tienen ganado. A veces siento que yo lo tengo ganado. Mi familia, seguro. Mi marido sobre todo.
Pero sin duda, hay uno que se gana el premio y estará sentado a la diestra del Padre, haga lo que haga después de este año al servicio de la patria. En mi opinión, además debería ser indemnizado y jubilado de por vida, porque fue una especie de prisionero de guerra.
Digamos que un día su jefe le dijo: "John, puedes ir a la instalación de la Convención Constitucional, el domingo 4 de julio, por favor? Un ratito. No va a ser muy largo". Y nunca más volvió a su trabajo regular en el Congreso Nacional en Valparaíso, ni a su vivienda familiar en la quinta costa.
Es que tuvo que tener mucha paciencia. Dicen que hasta una vez lo llamaron porque se había acabado el papel en el baño. Puede ser, porque Jaime Bassa cuenta lo mismo.
Pero es que pucha que había que tener paciencia para pasar horas y horas dando la palabra y tomando la votación a 155 primero (154 después) convencionales con demasiadas ganas de protagonizar la historia de Chile.
No sólo eso. También aguantaba todas las reuniones de mesa. Eternas asambleas universitarias para toma de decisiones colectivas en que se avanza a 1/EgoXHora y en que solía suceder que se tomaba la decisión, se anunciaba, había mega polémica mediática, se retractaban y volvía empezar. Círculo de nunca acabar.
Y siempre con buena cara don John. Sea cual fuera el convencional que le conversaba. Con paciencia y serenidad. Incluso cuando la Tere Marinovic le preguntaba si la extrañaba o cuando los convencionales se ponían a celebrar golpeando los muebles, como 5to A de colegio de hombres.
Igual dos veces nos dio la oportunidad de darnos cuenta que no era un ser 100% de luz, sino que luchaba también para mantener ordenadas sus emociones. Dos veces por micrófonos que se quedaron prendidos.
Una cuando después de una intervención del insufrible convencional Atria, mirando al secretario adjunto (don Leo) le dice escondido tras la mascarilla: "chao, que se vaya a la chucha el weon".
Ese comentario además de humanizar a don John, lo convierte en su una persona que siente lo mismo que casi todo el mundo, respecto a Atria. Que se vaya a la chucha, el weon.... y su ego.
Igual hay fuentes cercanas al Secretario que dicen que la verdad es que don John se refería a otro convencional que insistía en pedir la palabra con el botón del pupitre, cuando habían explicado más de 50 veces (literal) que se hacía desde el computador. Le creo a la fuente. Aunque la derecha siempre dirá que se refería a Atria.
La segunda vez, fue una escena bien parecida, pero dirigiéndose a la presidenta María Elisa Quinteros: "¿qué hacemos con este circo, presidenta?", fue lo que se escuchó.
¡Toda la razón! Ya llevábamos como 8 meses en que cada vez que votábamos se escuchaba una y otra vez: - don John, no pude votar-, -don John, me equivoqué de voto-, - don John, ¿le llegó mi voto?-, -don John no tengo señal- y una larga lista de comentarios que además de retrasar la votación, hacían perder la paciencia a todos.
Él se mantenía siempre impertérrito, serio, concentrado y profesional. Salvo esas dos excepciones.
Un ejemplo del nivel de paciencia de don John fue cuando apareció una cuenta en Twitter con el hashtag #FreeJohnSmok. Sea de quien sea la cuenta de Twitter, es la demostración que don John se ganó el cariño de todos los convencionales, de todos los sectores, a punta de paciencia y profesionalismo.
Creo que el día 4 de julio, John Smok estará agotado, extenuado, pero aliviado y sea lo que sea que le depare el futuro, estará feliz y será recompensado en la vida eterna. Amén.
¡Grande John Smok!
Buen trabajo lo que has hecho! Sigue asi!
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