Personajes y premios
Esta Convención está llena de personajes. La mayoría gentiles, al menos en los pasillos. Algunos más sufrientes, algunos sintientes y unos pocos sólo pensantes. Algunos que caen más que otros en la categoría de animales humanos y varios se intersectan en más de una categoría.
La mesa directiva
Elisa Loncón: El día 4 de julio fue con su vestimenta mapuche a la ceremonia de instalación de la CC y de ahí en adelante nunca más se la pudo sacar. Porque si se vestía como lo había hecho en los últimos años (como una santiaguina promedio) nadie la reconocía. Ese día también empezó a dar entrevistas sin parar, hasta llegar a la portada de la revista Times, como personaje del año.
Buena para la cuña, nadie puede discrepar con ella, porque su respuesta es que eso es violencia de género o racismo. Así, inhibe cualquier dialogo. Siempre víctima, nunca in- victima.
Polémicas causaron al comienzo sus pedidas especiales como van personal, protección policial y pimentones con queso azul. Pero todavía no he visto escándalo cuando ella sostiene que este proceso es reivindicatorio de los pueblos históricamente excluidos, que se debe consagrar la plurinacionalidad y que cada nación requiere su territorio. Separatismo sin tapujos.
Jaime Bassa: De la academia a la vicepresidencia, aunque ya había estado en alguna polémica como asesor, cuando fue sin corbata al Congreso Nacional. Al principio hablaba en femenino, como parte de la reivindicación de la exclusión de las mujeres mediante el lenguaje. Era raro porque el se considera hombre heterosexual (cisgenero), pero decía “nosotras las constituyentes”. Consultado dijo que se refería a “las personas”.
Pasó bastante sin pena ni gloria por la vicepresidencia. Trabajaron muchísimo, seguro, pero no se si alguien se acordará de lo que hizo. Porque instalar un servicio es una pega bastante deslucida.
Eso sí, no olvidaremos nunca que el convencional Nicolás Núñez, con la guitarra en el hemiciclo, describió al vicepresidente, como “rico y crujiente”.
Gaspar Domínguez: Médico rural, proveniente de Palena, siempre con la manicure perfecta. Incluso una uña de cada color, como arcoíris. Cuando fue elegido, lo primero que hizo fue mandarle saludos a su mamá, que estaba en la casa y no le había alcanzado a avisar. Buena persona, amable, de buen trato, convencido de que el Estado todo lo hace bien, todo lo puede y que nunca se equivoca.
María Elisa Quinteros (MEQ): Todavía solo puedo decir que saluda en todas las lenguas (menos español) antes de empezar a sesiones y que no la reconocería en la calle.
Los de matinal:
Daniel Stingo: En mi humilde opinión, Daniel Stingo es la demostración empírica de que la democracia es un método imperfecto. Fue el convencional más votado, pero qué manera de ser arrogante y poco querido internamente. Partió diciendo que ellos eran mayoría y no se iba a conversar con nadie que no fuera de izquierda. Además cuando habla lo hace en forma violenta y casi gritando. A mi me da susto hasta cuando está de acuerdo con lo que yo he planteado.
Es de los buenos para ser trending topic en Twitter. En general porque se pasa 2 pueblos en alguna declaración. En todo caso, habla poco en el pleno, porque supongo que aprendió la lección de que uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras.
Rodrigo Logan: El otro abogado de matinal. Único independiente electo fuera de lista. Prácticamente nunca ha estado presencialmente en la CC. A través de zoom, da cátedra de todo, siempre con frases hechas, citas o anécdotas. Muchas veces con mala conexión, por lo que no se entiende nada. Siempre termina su participación enviando bendiciones a todos. Y le mandan de vuelta algunos de los que yo me exorcizaría en su caso.
Los moderados:
Fuad Chain, Felipe Harboe y Agustín Squella. Son probablemente los mas arrepentidos de ser constituyentes. Seres detestables para la izquierda radical. Para ellos los de derecha nacieron malos, equivocados, dictadores y capitalistas salvajes, pero estos 3 (y algunos otros) iban bien hasta que se pusieron malos. Por lo tanto, son traicioneros.
Se les ve poco en forma presencial y muchas veces solos. No hay mas gente de sus partidos. Y don Agustín está espantado desde que lo callaron a gritos cuando decidió entonar el himno nacional. Hoy se le ve poco, arrastra los pies por los pasillos, opina a través de los diarios y poco en el pleno. Los 3 creo que han votado más veces “abstención” que a favor o en contra de una norma.
Los Constitucionalistas:
Me saco el sombrero por ellos porque se atrevieron. Dieron el paso y salieron de sus zona de confort y discusiones teóricas. No sin ganas de dejar plasmadas teorías que vienen defendiendo por años desde la cátedra y que no tienen idea si en la práctica sirve. Salvo Constanza Hube, obvio, que defiende la Constitución que lleva vigente 30 años y en su opinión, con buenos resultados.
No deja darme pena eso sí, cuando argumentan maravillosamente y nadie les entiende. Un poco lo mismo le pasa a Agustín Squella. Es que su nivel es un muy elevado y aquí hay un número relevante que siempre creyó que la Constitución es un lista de “anhelos de la ciudadanía”.
El que se gana todos los premios es Fernando Atria. Soñó durante años con ser “el Jaime Guzmán de la izquierda” y no tiene suficiente liderazgo para detener el engendro que se está armando. Muchas veces se queda dormido en la sala, escuchando discurso incendiarios que no tienen nada de académicos, como pudo haber esperado.
Amaya Alvez es un caso que da mucho sueño cuando habla. Me dan pena sus alumnos. Quizás están descansando de su tono cansino. Dicen que está tratando de meter su tésis doctoral en todas partes. Como si las Constituciones fueran para ensayar con la gente. En cambio Constanza Hube le pone pasión hasta los puntos de reglamentos – miles- que hace. Siempre habla como si estuviera salvando la República. Aunque en cierta medida, en eso está.
Jaime Bassa y Andrés Cruz también son académicos. Rocío Cantuarias y Christian Viera caen en esta, con menos protagonismo, pero siempre firmes con sus tesis.
Los performáticos:
Aquí hay una constituyente que se gana el premio. Es “the one and only”, “the queen”, “única, grande, nuestra”, Teresa Marinovic. Con un sentido del trending topic envidiable. Sabe qué hacer para transformar sus ideas en ROCK y lo hace. Convención Culia le salió del alma y se transformó en un mantra de los pueblos. Lo mejor fue su respuesta al exabrupto: “nunca me arrepiento de decir la verdad”, “estaba probando el audio y se escuchaba bien”.
De Nicolás Nuñez y su discurso con guitarra ya hablamos, pero hay que reconocer que mantiene la atención cuando discursea, con humor y a veces algo de poesía. Así como Miguel Angel Botto, que es cantautor y eso se nota cuando habla. Hablan lindo, se dice en simple.
María Rivera tiene un tono de voz y enojo al discursear que hace imposible de no escuchar. Se atreve a todo. Incluso a proponer el modelo Ruso de los años 60, como la solución a todo.
Mauricio Daza también es performático al discursear y al celebrar que una norma suya se aprueba. Habla como si se estuviera dirigiendo al mundo, al Estadio Nacional lleno, a los jefes de estado del planeta, el G7 o a la Otan en medio de la guerra. Y para celebrar, abre los brazos, se auto abraza y parece siempre que estuviera a punto de golpearse el pecho a lo Tarzán. Quizás en verdad se siente el rey de los monos.
Bessy Gallardo se hace notar. La hemos visto llorar en los pasillos, quebrarse al hablar, pelear a gritos o a través del chat de Zoom. En su voz, todo es gravísimo y culpa de la derecha.
Ahora si el premio en las mujeres se lo gana Marinovic, en los hombres se lo gana por lejos Manuel Woldarsky. Entiendo que fue detenido en una marcha “pacífica” y que Bassa fue a sacarlo. Nunca lo he visto sacarse una foto sin taparse ojo. Cada vez que habla es un show. Habla con indignación, siempre es un día histórico, se quiebra. Incluso, se le vio llorar cuando se aprobó el primer artículo por 2/3 en el pleno.
Los que nunca les alcanza el tiempo:
De las cosas difíciles de ser convencional es adaptarse a los tiempo que se entregan en el debate. Por que cuando se termina el tiempo se corta el micrófono, aunque uno esté diciendo lo más importante y genial que ha pensando en la vida. Sin piedad. A todos por igual. 3 minutos, 2 minutos, 1 minuto dependiendo el caso. No se si hay algo que tenga que ver con la edad, pero hay 3 de los más mayorcitos que nunca logran terminar sus discursos.
Roberto Celedón, por que habla lento, lento. Le pide permiso a una palabra para decir la otra. Con la calma del que tiene para siempre.
También están Agustin Squella y Luis Mayol. El primero porque siempre parece creer que está haciendo un clase. Aunque reconozco que al principio le pasaba muy seguido y al final se decidió por decir una sola cosa por vez, así le sobra tiempo. El segundo, porque probablemente nunca se enteró que había límite de tiempo. Sobre todo porque le apagan el micrófono y sigue hablando. Dicen en el chat de su comisión que suele preguntar si hay sesión, cuando están todos sesionando.
Hay dos algo “más jóvenes” a los que tampoco les alcanza el tiempo. Patricio Fernández y Bernardo Fontaine. Dicen que se ponen nerviosos, pero igual fome y raro. Fome porque siempre se deja lo mejor para el cierre. Para dar pie al aplauso espontaneo. Y eso no pasa cuando se apaga el micrófono en forma intempestiva.
Por lo mismo uno empatiza con Patricio Fernández, que insiste en que vamos muy rápido, que hay que reflexionar, que hay que hacer jornadas de dispersión. La verdad es que entiendo el cansancio, pero si reflexionar significa que esto termine después del 4 de julio, gracias, pero no gracias. Es que una cosa es querer aportar al país y otra distinta es aceptar que te torturen por largo tiempo.
Finalmente, Jorge Baradit. Podría caer en una categoría de premio limón también. No se le ve sonreír por la vida. Supongo que está escribiendo su propia versión de lo que está ocurriendo en la Convención. Aunque la verdad es que seguro lo tenia escrito de antes, porque que la historia calce con la verdad, no es algo que le preocupe mayormente.
Cuando está en el hemiciclo, a veces uno cree que se fue, pero no, está hundido en su silla. No se si durmiendo, porque se le ve solo la punta del pelo (que siempre, siempre está perfectamente levantado con laca). Al rato vuelve a aparecer y luego se hunde. Se nota que nunca nadie le dijo que iba a tener que trabajar tanto en esto.
Los periodistas:
Son 3 las periodistas famosas que nos acompañan. Beatriz Sánchez, Patricia Politzer y Bárbara Rebolledo. También está Bernardo de la Maza (para los mayores de 40)
La Bea, como le dicen, ya la habíamos visto desplegarse políticamente como candidata presidencial, pero está manteniendo un bajo perfil en la CC. Sospecho que debe estar arrepentida de estar acá y no como ministra en el gobierno de Gabriel Boric.
Patricia Politzer es como postulante a premio nobel de la paz. Todo lo encuentra bueno, no ve nada malo en ninguna norma, cree en la madre tierra, goza con todo lo aprendido de los pueblos originarios y le echa la culpa de todo a la derecha. Yo creo que habría que preocuparse si es que la derecha tuviera todo el poder (y maldad) que esta mujer le adjudica.
Bernardo de la Maza no hay seguridad de que sepa por qué colectivo salió electo (Evópoli). Pocas veces vota con la derecha, muchas veces se confunde. En un momento renunció a un colectivo del que no era parte. Fue raro, porque dijo que renunciaba a Vamos por Chile, pero no a Evópoli, entonces como que renunció a la UDI y a RN, sin ser parte de ellos.
No han cumplido 30 años y hablan de corrido, emocionan cuando discursean, son valientes y muy jugados por la defensa de sus ideas. Van desde el UDI, Eduardo Cretton, a la comunista Valentina Miranda. Probablemente no piensan en nada igual, salvo que son los dos de Colo Colo.
Hay tantas otras categorías, pero se empiezan a mezclar. Así que haré un resumen y algún día quizás explique a qué me refiero con cada una.
Los con historia y mundo propio: Malucha Pinto, Renato Garín, Alejandra Pérez.
Los que nacieron para mucho mas que esto y lo saben: Cristián Monckeberg, Bernardo Fontaine, Agustín Squella y Luciano Silva.
Los malos: María Riveros, Manuel Woldarsky, Rodrigo Rojas Vade y Francisca Linconao.
Los buenos para el discurso: Bárbara Sepúlveda, Marcela Cubillos y Katerine Montealegre.
Los queridos por todos: Gaspar Domínguez y Rodrigo Álvarez.
Los seres pensantes, no sintientes: Constanza Hube, Marcela Cubillos, Rocío Cantuarias y Natalia Henríquez.
Los que se creen lindos: Jorge Baradit.
Los de la diversidad sexual (bajo sus distintas denominaciones): Pedro Muñoz, Tomás Laibe, Javier Fuchlocher, Gaspar Domínguez, Jennifer Mella, Alejandra Pérez y Bessy Gallardo (entre otros).
Las feministas: Vanessa Hoppe, Alondra Carrillo, Ingrid Villena, Tammy Pustilnick, Loreto Vallejos, y casi todas la demás.
Los que van a llorar cuando hablan: Manuela Royo, Daniel Bravo y Valentina Miranda.
Los funaos por sus pares: Rodrigo Logan y Andrés Cruz.
Los que dicen que pinchan: Damaris Abarca – Matías Orellana y Pedro Muñoz – Tomás Laibe.
Los frustrados: Fernando Atria, Daniel Stingo, Agustín Squella, Hernán Larraín, Cristina Dorador, Constanza Hube, Rodrigo Logan y Loreto Vidal.
El PODIO:
· El más cara de raja: Rodrigo Rojas Vade
· La más habladora: Loreto Vidal
· La que más asusta: Francisco Linconao
· El operador político: Marcos Barraza
· Los mejores discursos: Bárbara Sepúlveda y Katerine Montealegre
· Mejor compañero: Rodrigo Álvarez
· Premio limón: Daniel Stingo en empate con Jorge Baradit
· El más solo: Fuad Chahin
· El más buenmozo: Felipe Mena, Arturo Zuñiga, Ricardo Neumann
· La más buenamoza: Bárbara Sepúlveda
· Los más mateo: Constanza Hube y Martín Arrau
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