No hay duda que será un proceso histórico para Chile. Inédito. Único. Paritario. Nunca pensé estar ahí y sospecho que cada día será una sorpresa. Quiero dejar registro de lo que ocurra. Para que no se (nos) olvide, pero también para quien quiera saber lo que pasa dentro y hacerse su propia idea. Es importante la transparencia. Los blogs se leen cronologicamente de abajo hacia arriba y muchas veces escribo mientras se desarrollan confusos episodios.

Reivindicar a los oprimidos y más

Hay algo de fondo en todo lo que parece de forma. Sobre todo cuando viene de personas inteligentes. Por eso le he dado vueltas a qué hay detrás del hecho de que el vicepresidente hable en femenino.

Jaime Bassa dice que cuando dice: “todas somos constituyentes” o “las constituyentes estamos felices” no es porque él se perciba mujer. Tampoco da para que le digamos vicepresidenta, porque cuando él habla en femenino se refiere a “las personas”, a diferencia de años de desarrollo del lenguaje en que se refería a “los hombres", en genérico. Él explica que hoy cuando se habla de “los hombres” en general, se invisibiliza a todo el que no caiga en la categoría de “hombre blanco heteronormado”. 

En el fondo, el hecho de hablar en femenino tiene que ver con reivindicar años de invisibilizar a la mujer, por lo tanto, es una especie de acto reparatorio

Si bien tiene lógica (ya dije que Bassa es una persona inteligente) el tema es cuál es el límite. ¿Hasta cuándo dura eso? ¿Hasta que el hombre se sienta humillado? ¿Quién define qué es suficiente? Y en ese momento, ¿empezamos a hablar en neutro, volvemos al masculino, cada uno habla como quiere?

Es preocupante que esto no sea sólo respecto de las mujeres, sino también de los pueblos originarios, de las zonas extremas, de las minorías sexuales y de todo grupo que se sienta oprimido (esto también se autodetermina y autopercibe). Por lo tanto hay que corregir y reivindicar a todos esos grupos con acciones concretas. Así se explica, por ejemplo, que pueblos originarios y zonas extremas tienen derecho a más asignaciones. O que la paridad en la integración de comisiones y mesa directiva, se corrige cuando hay exceso de hombres, pero cualquiera que se perciba como alguien distinto a un hombre, no es necesario corregirlo.

Ahora bien, esto que ya es preocupante, resulta peor cuando en la conversación de pasillos se explica que llevamos 30 años de una Constitución tan capitalista, tan neoliberal, tan subsidiaria, que hay que hacer un texto que está ubicada en el otro extremo de la balanza, con el mismo objetivo que el del uso del lenguaje. Es decir, para equiparar y reivindicar 30 años, de forma de corregir. Y la pregunta es la misma que en el caso anterior: ¿Cuál es el límite? ¿Hasta cuándo? ¿A qué costo? 

No se esconde. Se dice en voz alta. La intención de algunos es hacer una Constitución que se encuentre en las antípodas de la actual. Para reivindicar. Para corregir. Como si fuéramos un país total y absolutamente caótico y fallido. A ratos me siento en Haití.


Horus Vidar

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