No hay duda que será un proceso histórico para Chile. Inédito. Único. Paritario. Nunca pensé estar ahí y sospecho que cada día será una sorpresa. Quiero dejar registro de lo que ocurra. Para que no se (nos) olvide, pero también para quien quiera saber lo que pasa dentro y hacerse su propia idea. Es importante la transparencia. Los blogs se leen cronologicamente de abajo hacia arriba y muchas veces escribo mientras se desarrollan confusos episodios.

Poliamor, reivindicar territorios y prohibir pensar libremente

Estimados lectores de hoy, que sumarán a los de mañana:

De las cosas curiosas que no me imaginé que pasarían en esta Convención, es la cantidad de palabras y conceptos nuevos que he aprendido.  Confunde la cantidad de categorías sexogenéricas y identidades que existen y que se crean en forma permanente. Pero de ahí a reírse y ridiculizar bajo transmisión oficial a quienes usan ese lenguaje, igual hay un paso. Pero ya nada me extraña de Daniel Stingo, que todavía cree que este trabajo es divertido y que a la gente le gusta el humor desde el ejercicio de un cargo serio.

Cuando se escuchan llamados a refundar Chile en clave democrática, feminista, internacionalista, plurinacionalista y a personas que se definen como activistas transfeministas y/o generofluide, pansexual y poliamorose, cuesta saber a qué se refieren en lo concreto. Google no tiene una opinión uniforme.

Se repite en forma permanente que lo que se busca superar es "el modelo económico neoliberal, patriarcal, colonialista y extractivista".

Ahora, más que curioso me parece preocupante, que Elisa Loncon antes de asumir, señaló públicamente que los pueblos originarios fijaron una ruta a nivel internacional, porque los derechos de las naciones originarias están reconocidas a nivel internacional. Todo lo que es autonomía,  autodeterminación, tierra, territorio y cultura debe ser instalado.  Señala, tal cual, “somos naciones preexistentes que necesitan su territorio para existir, que necesitan autodeterminar su futuro".  ¿Qué significa eso? ¿Reivindicación de regiones completas?

A veces se escucha que nuestra carta Magna no tiene nada de magna. Tampoco se habla de carta fundamental, ni Constitución. Dicen que estamos construyendo la carta de la liberación. ¿Liberación de qué? Yo todavía tengo la convicción de vivir en un país libre del que siento orgullo.  Pero algunos parece que creen que hay un enemigo del que hay que liberarse. Me preocupa.

Un ejemplo claro es que la comisión de ética, aprueba un artículo, donde se define negacionismo, que vale la pena transcribir: 

Se entenderá por negacionismo, toda acción u omisión, que justifique, niegue o minimice, así como apruebe, haga apología o glorifique los delitos de lesa humanidad ocurridos en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990, y las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el contexto del estallido social de octubre de 2019 y con posterioridad a este.

Así también, se entenderá como negacionismo toda acción u omisión que justifique, niegue o minimice las atrocidades y el genocidio cultural de las que han sido víctima los pueblos originarios y el pueblo tribal afrodescendiente a través de la historia, durante la colonización europea y a partir de la constitución del Estado de Chile”.

Ahora sí que tendremos que liberarnos de la nueva Constitución. Si es que queda algo así en el articulado permanente, porque por ahora es sólo una declaración de intenciones.

Tranquilos, Así es. Porque por mucho que se pretenda sancionar al que tiene una opinión distinta aun existe libertad de expresión y de emitir opinión sin censura previa. La Constitución  actual sigue vigente. Seguimos siendo un país libre, aunque algunos actúen con evidente afán refundacional totalitario, como si ya se hubiese redactado y aprobado la nueva Constitución,  desconociendo las garantías constitucionales vigentes.  Esto, al mismo tiempo que una parte importante de la  Convención dice que no hay terrorismo en la Araucanía y que hay presos políticos post 18 de octubre.  Una vez más, el negacionismo solo se castiga si alguien niega una parte de la realidad. Es decir, “la verdad histórica” no es lo que pasó. Es lo que el que manda cree (piensa, opina, siente o le interesa establecer) que pasó.

Horus Vidar, convencional en riesgo negacionista


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