Plebiscitos semi vinculantes y semi libertad de expresión

Querida people, 

Hoy encontrarán indignación en mis palabras.

54 convencionales firmaron una declaración defendiendo el “derecho a expresarse con libertad en un marco de respeto”¡Que bien! Esos 54, sumados a los que no fuimos invitados a firmar, seguramente tenemos los 2/3 necesarios para aprobar una norma en la Constitución.

Pero no. No hay que hacerse expectativas de más. Lo hicieron a consecuencia de las críticas que ha recibido el juez Urrutia por sus declaraciones del post anterior. Los firmantes son parte de los mismos que creen que hay que sancionar el negacionismo (definido por ellos) y que la libertad de expresión tiene un límite bien claro: siempre y cuando esté de acuerdo con ellos o no sea usada en su contra. 

Es elocuente (y triste) constatar que más de un tercio de los convencionales estén dispuestos a defender las declaraciones de Urrutia (que no habrían sido problemas que si las hubiera hecho un dirigente o activista de ONG), argumentando que se debe respetar su libertad de expresión, cuando ellos mismos no la defienden siempre y en todo caso. En resumen, los que están por la libertad de expresión (de Urruria), son los mismos que quieren acallar a los que piensan distinto. 

Con este tipo de declaraciones, pienso que estamos ad portas de acordar plebiscitos semi vinculantes. Es decir, el resultado es obligatorio sólo en el caso de que gane la opción del que lo encarga (o de la hegemonía de turno). 

(Queridos colegas sensatos y pensantes: ¿no les llama la atención lo que está pasando?)

Es que además a veces se ponen voluntariosos y maximalistas, abandonando todo sentido de realidad. Como la semana pasada que aprobaron en una comisión “sustituir” la institución de Carabineros.  De hecho, en TV abierta escuchamos al vicepresidente Jaime Bassa, decir que Carabineros es una “institución” añeja. El convencional Martín Arrau le retrucó que no le parecía añeja un institución con 1.200 mártires que han dado la vida por dar seguridad a las familias de Chile y 60.000 funcionarios prestando servicios a lo largo del territorio. Dijo que creía que había que tratarla con respeto y me hizo  harto sentido.

Es que me pregunto lo mismo que cuando piensan cambiar las regiones por “territorio subnacional”. Una cosa es cambiar el nombre, pero otra cosa distinta es “sustituir”. ¿Cómo se hace eso? Siempre se ha sabido que nuestros Carabineros son respetados en todo latinoamérica como institución. Es más, me contaron que todos los países mandan sus mejores hombres a formarse una temporada a Chile. Cambios, ¡por su puesto! Sustituir, díganme primero cómo es la nueva institución perfecta.

Es bien contradictorio que Elisa Loncón tenga protección policial y que Francisca Linconao la haya pedido después de haber sido funada a las afueras del Congreso.  ¿No es una institución añeja, que hay que sustituir? En fin.

Ahora bien, Loncón, reconoce sus errores. Errar es humano y loable que reconozca cuando se equivoca. Aunque mejor hubiera sido sin la presión de las redes sociales, ni de las manifestaciones masivas callejeras en contra de sus dichos. 

Se anunció esta semana que prepara un acto de desagravio a raíz de que los evangélicos la criticaron por discriminación. No había permitido izar la bandera, por considerar que el cristianismo es una religión “colonizadora”. Nuevamente dividiendo entre buenos y malos. Dominados y oprimidos. Mejor tarde que nunca. Ojalá no solo reconozca, sino que aprenda de sus errores. Y que la próxima vez, se disculpe aun cuando no haya presión social. Es más honesto.

Saludos a todos,

Horus Vidar, convencional constituyente, indignada