De Mandela a la machi Linconao
Estimados lectores y convencionales que algún día recordarán lo vivido leyendo estas líneas:
Durante el fin de semana, Elisa Loncón dijo en una entrevista que no tenía el estatus de Mandela como para condenar la violencia en la Araucanía. Aun cuando se entiende la excusa, el tema es que a muchos nos parece que quien encabeza el proceso de redactar la ley suprema del Estado de Derecho debería llamar siempre y para todos los casos a la paz, aun cuando políticamente no le convenga.
En mi opinión, la democracia no puede existir si existe violencia. La libertad no existe cuando no hay paz. Cuando gana la violencia se impone el más fuerte, el que tiene armas o más recursos. No hay libertad de emprendimiento, ni de desplazamiento, ni de culto, ni de expresión. Por eso me gustaría que, ojalá, Elisa Loncón y todos los convencionales hagamos un llamado de paz para todos.
Pensé que eso podía haber pasado ayer miércoles 4, al cumplirse un mes de la instalación de la CC. El ex Congreso amaneció vestido de “banderas de Chile y otras”. Para mí, la de Chile es una sola, pero había otras, además de las regionales, las de la diversidad sexual y la del movimiento feminista. Después de eso, en un receso hubo una ceremonia organizada por los pueblos originarios del norte, llamada Pawa, para agradecer a la Madre Tierra lo que ella ha entregado. No era mala la idea, pero lo que se vio hacia fuera, eran los convencionales tomados de las manos cantando El derecho a vivir en Paz, de Víctor Jara, que luego derivó en solicitudes de liberar a los “presos políticos.” Así no más. Contradictorio pedir paz y liberar a personas presas por saqueos, incendios y lanzamiento de bombas molotov.
Me parece que tanto la mesa como muchos convencionales tienen un problema de contradicciones vitales. Se respeta la separación de poderes y la legalidad cuando se estima conveniente. Primero se avala interferencias en el Poder Legislativo y Judicial (petición para liberar a los presos), luego se desconoce el Acuerdo por la Paz, que a través de una reforma Constitucional da vida a la Convención (quórum de votaciones y declaraciones sobre refundar Chile).
La petición de censura al Almirante Arancibia, siguió escalando. Francisca Linconao exigió que no se critique a la presidenta Loncón, que Jorge Arancibia salga de la comisión de derechos humanos y ser tratada de "machi".
A mi me da lo mismo decirle machi si ella quiere que le digan así, pero no sé por qué creo que ella no estaría dispuesta a decirle "pastor" a Luciano Silva, pastor Evangélico. También me pregunto qué pasa si una convencional quiere que le digan “reina” o “ mi reina”. Sólo espero que no siga siendo tema y que ojalá a nadie se le ocurra decirle "Pancha" ni "Panchita".
En todo caso, para mayor claridad respecto de por qué deberíamos o no decirle machi, algunos datos relevantes:
- Las machi no son agentes "políticos" sino del ámbito de la salud integral. El rol "político" es propio del o la lonko (cabeza, líder de la comunidad).
- Existen dos tipos de machi. Machi con buenas energías (küme newen) a las que la gente quiere y respeta con afecto, y machi con malas energías (weza newen) a las que la gente no quiere y respeta con temor.
- Las machi sólo lo son de su territorio. Cada territorio ecológico tiene sus propias machi que nacen de la fuerza de la naturaleza de su territorio.
- El pueblo mapuche tiene una tradición cultural de relacionamiento social horizontal donde todos somos iguales. Por tanto, no existe el concepto de "autoridad".
Comentarios
Publicar un comentario