No hay duda que será un proceso histórico para Chile. Inédito. Único. Paritario. Nunca pensé estar ahí y sospecho que cada día será una sorpresa. Quiero dejar registro de lo que ocurra. Para que no se (nos) olvide, pero también para quien quiera saber lo que pasa dentro y hacerse su propia idea. Es importante la transparencia. Los blogs se leen cronologicamente de abajo hacia arriba y muchas veces escribo mientras se desarrollan confusos episodios.

Baja la aprobación, suben las asignaciones

Estimados todos:

Según la última encuesta Cadem, la confianza en la convención constituyente alcanza un 50%, lo que es bastante poco para estar empezando y ser una instancia tan esperada por todos los chilenos. En la encuesta Criteria, la aprobación es de 30%.  Pero más preocupante aún es que la presidenta Elisa Loncón baja 18 puntos.  Yo de verdad lamento que así sea, porque creo que no es culpa de ella.  Es cierto que ha dicho cosas cuestionables, como que los convencionales han bajado de peso, y es verdad que los gastos de la mesa directiva han sido un poco excesivos, pero igual no se si es ella la que se merece esa baja.

Quizás fue una muy mala señal para la ciudadanía el no condenar la violencia. Es evidente que no se necesita ser Mandela para pedir que se bajen las armas, no se puede permitir la violencia como un medio de acción política. Lo curioso es que Benito Baranda, que tampoco condena la violencia en la macrozona sur, sigue bien evaluado. Puede ser un tema de marca.

Hoy día es la legitimidad de la convención constituyente la que está en juego. Lamentablemente hay un grupo de convencionales que está buscando la segregación, marginar a un sector por pensar distinto, por ser de los mismos de siempre, por venir de la política o por distintas razones, cada vez más amplias. Por otra parte, insistir en funcionar en razón de temas coyunturales y aumentar las asignaciones tampoco ayuda.

Es curioso que siempre se le echa la culpa a la derecha de todo. El desprestigio es culpa de la derecha, aunque ellos no fueron los que se disfrazaron de Pikachu.  Que la gente se tome mal el aumento de las asignaciones, es culpa de la derecha, aunque ellos son los que se oponen. 

Pero lo que hay que hacer es que se respeten las reglas del juego. Porque fuimos candidatos y electos sabiendo que las asignaciones eran por 1.400.000 de pesos. 

Beatriz Sánchez y otros dicen que la derecha miente y que no es un aumento de las asignaciones sino redistribuir presupuestos. Pero eso no es verdad. Lo que se pretende es aumentar asignaciones sobre presupuestos inexistentes.

¿Por qué algunos se oponen?

  • Porque además de los $2,6 millones que corresponden a cada convencional como sueldo, la propuesta pretende aumentar en más $2 millones los recursos para asesores, sin ningún requisito para ser contratado como asesor. 
  • Porque no corresponde aumentar en más de $1,4 millones para viáticos (que no deben rendirse) para alimentación, manutención y otros,  y en más de $500 mil los recursos mensuales para gastos operacionales como teléfonos, materiales de trabajo y movilización. ¡Ah! Los pasajes y otros gastos de transporte, se pagan aparte, sin límites. 
  • Es gravísimo que sean justamente los Convencionales los que estamos aprobando un aumento de nuestras propias asignaciones,  ya conocidas por todos, de acuerdo a la Ley de Presupuestos del año 2021. 
  • Se rechazó la incorporación de los principios rectores igualdad y austeridad en el gasto, siendo impresentable que principios tan relevantes para el buen uso de recursos públicos no se hayan querido incorporar expresamente. La austeridad no es otra cosa que sencillez y moderación en los gastos que se realizarán por los convencionales.

Estuvimos más de 1 hora escuchando argumentos explicando lo inexplicable. Escuchando inaceptables intentos de aumentar las asignaciones que se pagan con los impuestos de los trabajadores de Chile. Lamentablemente, ya se aprobó en general, con 111 a favor, 37 en contra y 6 abstenciones.

 Veamos cómo sigue esto. Saludos a todos,

Horus Vidar, convencional en estado de vergüenza colectiva



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